Hoy nos despedimos de Pekín y volamos hacia nuestra siguiente parada: Datong. Quedamos con la guía de China Highlights a las 4:00 en el hall del hotel para ir al aeropuerto ya que nuestro vuelo sale a las 7 de la mañana. A esas horas no hay nada de atasco así que llegamos al aeropuerto en solo 30 minutos y a las 5:10 ya habíamos hecho el check in de las maletas.
Aún tenemos las IC card y el día anterior en la taquilla de la estación de metro nos dijeron que se devolvían en el aeropuerto así que nos dirigimos hacia los carteles de airport express buscando la taquilla, pero nuestro gozo en un pozo cuando vemos que a esas horas está cerrada… abren a las 6! así que no nos arriesgamos y aunque perdemos los 40¥ de la fianza vamos ya al control de seguridad. El control es bastante exhaustivo, te hacen sacar todos los aparatos electrónicos y baterías de las bolsas de mano y cachean a todo el mundo de uno en uno. Nosotros llevábamos una batería externa y no nos la dejaron pasar porque no indicaba en ningún sitio los vatios que tenía, así que si queréis llevar una batería portátil a china revisad que tenga una pegatina con las especificaciones.
Aterrizamos en Datong a las 8:15 y allí nos espera nuestra siguiente guía: Michelle, una de las mejores guías que tuvimos durante todo el viaje: amable, pendiente en todo momento de nosotros, nos recomendó buenos lugares para comer, y hablaba perfectamente inglés (en Datong no existen guías en español).
Desde el aeropuerto vamos directos al templo colgante Xuan Kong Si y llegamos allí sobre las 10 de la mañana. Hay un número máximo de personas que pueden permanecer al mismo tiempo en el templo, así que por lo visto a primera hora de la mañana hay bastante cola para acceder, pero cuando nosotros llegamos ya no tuvimos que esperar. La guía nos comentó que a partir de las 11 comienza a dar la sombra en el templo y no se ve tan bonito así que parece que las 10 es la mejor hora para visitarlo.
El templo está literalmente colgando del acantilado, y los pilares que parece que lo “sujeten” se añadieron después para que a la gente no le diese miedo subir, pero realmente no aguantan ninguna carga. Es muy estrecho, apenas cabe una persona en la ruta que recorre los pasillos así que la visita se hace en fila de a uno. Merece mucho la pena verlo, es impresionante!
Desde allí nos dirigimos al Templo de Fogong para visitar la pagoda de madera más antigua que se conserva en China. Nos gustó bastante y estaba vacía de gente, algo que siempre nos encanta. No es tan imprescindible como el templo colgante pero creemos que es interesante verla si pasas por la zona, eso sí, no penséis en tener buenas vistas porque para poder conservarla no permiten acceder al interior de la pagoda ni por supuesto subir.
A las 12:30 salimos del templo buscando un sitio para comer. Alrededor de la entrada del templo hay bastantes tiendas y bares pero la guía nos recomendó ir mejor a un restaurante grande (parece que formaba parte de un hotel) donde tienen muchos platos para elegir. No recordamos el nombre pero en el mapa al final del post podéis ver la ubicación. Pedimos un plato de cerdo con setas muy bueno, dos tortillas rellenas de cerdo que también estaban buenas, unas berenjenas, arroz y 2 cervezas, todo por 100¥ (unos 13€).
Después de comer y aproximadamente a 1 hora en coche llegamos al hotel, Garden Hotel (66€ la noche), un hotel limpio y sobre todo super bien situado, justo al lado de la torre del tambor. Descargamos las mochilas y fuimos a dar una vuelta por la renovadísima parte vieja de Datong. Es increíble la remodelación que se ha montado el alcalde de esta ciudad… aunque sea un “port aventura” de edificios vacíos a medio construir, la verdad es que es una zona agradable para pasear y para salir a cenar.
Llegamos hasta el monasterio Xia Huayan sobre las 16:30. El precio de la entrada es de 65¥ y el horario de verano (15 de abril al 15 de octubre) es de 8:00 a 18:00 y de invierno de 8:00 a 17:00. Lo que más nos gustó fue que en una pequeña “capilla” que hay al fondo estaban los monjes rezando con varias personas del pueblo. Había seguridad en la puerta para que los turistas no entrásemos a molestar pero está abierto al exterior así que desde la explanada de fuera se puede ver perfectamente la ceremonia y disfrutar de los hipnóticos cantos de los monjes. Después del momento “zen” subimos a la pagoda. Las vistas desde aquí son muy interesantes sobre todo porque, hasta que reformen por completo la ciudad, se pueden ver las zonas de casas derruidas que todavía no han restaurado (que no se parecen ni de lejos a las nuevas…), y al fondo, después de la muralla, se ve la gran cantidad de enormes bloques de edificios de estilo comunista que también están construyendo por decenas.
Fuimos al hotel a descansar y darnos una ducha y sobre las 20:00 salimos a cenar. Hay un buen ambiente por la zona, muchas familias con niños, y en la plaza una especie de coches de choque al aire libre, curioso para dar un paseo.
Fuimos a cenar a Fenglin Ge sobre las 20:40 y aunque parecía que había mucha cola, en 5 minutos ya entramos a sentarnos. Los camareros no hablaban inglés, pero sí que tienen menú en inglés y con fotografías así que no tuvimos grandes problemas en conseguir entendernos. Pedimos unos dumplings “beef mix” de 9 unidades (90¥), otros dumplings de 5 (56¥), un pescado frito que recordaba muchísimo al típico pollo al limón que comemos en los restaurantes chinos de España, un entrante, 2 cervezas y un zumo. Para pagar hay que coger el cartel que está en la mesa con un código QR y llevarlo a la caja. En total pagamos 496¥ (poco mas de 60€), algo caro para ser china… La comida estaba buena (sobre todo los dumplings). Eso sí, merece la pena pasearse por el restaurante, ya que tiene muchos pasillos y recovecos, e incluso puedes ver a través de un cristal la cocina donde preparan sus famosos dumplings.